Benicàssim, un encantador municipio situado en la comarca de la Plana Alta, esconde un tesoro natural en su orografía diversa y rica en contrastes. Al llegar a este rincón de España, uno se encuentra maravillado por las extensiones de tierras planas que se extienden junto al deslumbrante mar Mediterráneo. Sin embargo, a medida que se adentra en el interior, se sorprende al descubrir elevadas alturas que se alzan hasta los 500 metros sobre el nivel del mar, ofreciendo vistas panorámicas impresionantes de la región.
Uno de los lugares más emblemáticos y llenos de historia de Benicàssim es la imponente Iglesia de Santo Tomás de Villanueva, una obra religiosa del siglo XVIII que cautiva a los visitantes con su estilo neoclásico. Al ingresar en su interior, se queda uno sin aliento al contemplar la majestuosa planta de cruz latina, sin capillas laterales, sostenida por pilares que combinan graciosamente los órdenes jónico y compuesto. La cúpula, con sus magníficas pinturas y detalles artísticos, se eleva sobre un tambor circular, infundiendo un sentido de espiritualidad y reverencia.
Al explorar las tierras elevadas del municipio, nos encontramos con el imponente Castillo de Montornés, que nos transporta a tiempos pasados de gloria y batallas. Este castillo de origen árabe, datado en el siglo X, se alza majestuosamente con su planta irregular y sus tres recintos amurallados. Las torres, en especial la de planta cuadrangular que domina la vall de Miravet, nos hablan de estratégicas defensas y vigilancia.
Sin embargo, uno de los mayores atractivos de Benicàssim son sus maravillosas playas. La Playa de la Torre de Sant Vicent, con su arena fina y aguas cristalinas, se convierte en un animado escenario urbano con terrazas y un paseo marítimo que invita a largos paseos mientras se disfrutan de las vistas al mar. La plataforma flotante en el mar se convierte en un punto de encuentro para locales y turistas, donde se mezcla la risa de los niños, el sol reluciente y la brisa marina.
Para aquellos que buscan un ambiente más tranquilo, la Playa Heliòpolis es ideal. Con su paseo marítimo y acceso para personas con movilidad reducida, ofrece una experiencia relajante y serena. La zona abalisada para embarcaciones la convierte en un refugio para los amantes del mar y la navegación.
La Playa de Voramar, con sus elegantes paseos marítimos y tradicionales villas, es un reflejo de la esencia de Benicàssim. Su extensa superficie, regenerada con arena natural, invita a disfrutar de momentos de tranquilidad y relajación junto al cálido Mediterráneo.
Finalmente, la Playa de l'Almadrava, con su nombre que evoca tiempos pasados de pesca de la tonyina, ofrece una extensión de arena dorada y aguas transparentes. Su belleza natural, junto con el distintivo de la Bandera Blava, la convierte en un paraíso para los amantes de la naturaleza y del sol.
En resumen, Benicàssim ofrece una experiencia única y diversa, combinando la riqueza de su patrimonio histórico con la belleza de sus playas y paisajes naturales. Un destino para todos aquellos que buscan sumergirse en la rica cultura y naturaleza del País Valencià y disfrutar de una escapada inolvidable.