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Cabanes, un pintoresco y encantador pueblo situado en la exquisita comarca de la Plana Alta, emerge como un auténtico paraíso turístico que combina con maestría historia, naturaleza y arquitectura. A pesar de que su territorio municipal se extiende hasta las aguas del mar en el poblado marítimo de Torre la Sal, el corazón de esta cautivadora localidad se encuentra a unos 10 kilómetros tierra adentro, rodeado de un entorno de asombrosa belleza.
Entre los tesoros que Cabanes atesora, destaca con esplendor la majestuosa Ermita de les Santes, un santuario centenario cuyo origen se remonta al esplendoroso siglo XVII. Enclavada en el sinuoso barranco que lleva su mismo nombre, esta deslumbrante ermita de singular nave única cautiva con sus dimensiones imponentes de 15,20 metros de longitud por 7,85 metros de anchura. Erguida con esmero como un lugar sagrado de profundo culto y veneración a las santas Llúcia y Àgueda, la Ermita de les Santes va más allá de lo religioso, deleitando a los lugareños y visitantes con una área recreativa y una fuente de aguas frescas que se convierten en una auténtica bendición. Todo este rincón idílico se enmarca en el esplendor natural del Parque Natural del Desierto de las Palmas, un vergel de incomparable belleza y riqueza ecológica.
Desplegando una belleza que abruma los sentidos, la Església de Sant Joan se presenta como otra joya arquitectónica que nadie puede perderse en su visita a Cabanes. Sus raíces se hunden en el esplendoroso siglo XVIII, y su majestuosa fachada barroca, conmemorada con una bendición celestial el 8 de diciembre de 1791, sobrecoge a propios y extraños. Al adentrarse en su interior, se desvela un deleite para la vista y el alma, con una planta claustral que se expande en tres espléndidas naves coronadas con el orden corintio. Su amplio crucero y una cúpula esbelta suscitan admiración. La fachada barroca es un auténtico prodigio, engalanada con relucientes columnas de mármol pulido y la escultura imponente de Sant Joan, magistral obra del talentoso artista local Cristòfol Maurat i Marco. Esta imponente iglesia se erige como uno de los monumentos más colosales de la diócesis, habiendo sido objeto de delicadas restauraciones desde 1957 hasta nuestros días. El robusto y bello campanario, aún en proceso de embellecimiento, añade un aura cautivadora a esta maravilla de fe y arquitectura.
Entre los tesoros religiosos que deslumbran en Cabanes, emerge también con poderío la Església Fortalesa de Santa Maria, cuyas raíces históricas se remontan al glorioso siglo XV. Anclada en la fascinante Tinença de Miravet, una región costera salpicada de coquetos caseríos, esta antigua ermita fue erigida con esmero en el siglo XIII y posteriormente fortificada en el XIV para repeler las incursiones marítimas que amenazaban su esencia. La estructura ostenta una única nave, separada en cuatro tramos, coronada por una majestuosa bóveda de cañón apuntado que asombra al espectador. La capilla mayor, de perfecta forma semicircular y con bóveda de crucería, cautiva con su esencia arquitectónica. El enigmático carácter de la edificación se revela en la altiva elevación de los muros hasta la altura de los tejados, donde almenas sustituyen las tejas para realzar su estampa. La atalaya se alza imponente, con una coronación rematada en almenas que suscita fascinación. Las dependencias de vigilancia y guardia son otra muestra de la grandiosidad de este complejo medieval, cuya construcción en mampostería y sillares en las esquinas subraya su esencia histórica.
Sumergiéndose en la esencia histórica y religiosa de Cabanes, la Ermita d'Albalat se revela como otro testimonio preciado de tiempos pasados. Postrada a los pies del Colosal Castell d'Albalat, sus dominios y caseríos formaban parte de la demarcación del Castell de Miravet, suscitando un profundo recuerdo de épocas medievales en la conciencia colectiva.
Para los corazones que anhelan la conexión con la naturaleza y el gozo de la paz, la Ermita del Calvari se presenta como un conjunto de incalculable valor. Descansando en los límites del pueblo, el Calvari revela una colina en simbiosis con la ermita del Santíssim Crist de l'Agonia, arropados por una vegetación típica que invita a la serenidad y a la calma.
Por último, no se puede pasar por alto la grandiosidad del Castell d'Albalat, que se alza en un montículo sobre la iglesia de igual nombre. Erguida con mimo y esmero por los sagrados obispos de Tortosa a finales del esplendoroso siglo XIII, este colosal castillo fue concebido con la noble intención de fomentar la repoblación de estas tierras encantadas. Aunque el paso del tiempo ha dejado huellas en su esplendor, la fortaleza mantiene una estampa imponente, destacando especialmente en su vertiente sur con un doble cinturón de murallas y una torre señorial de almenas en su lado norte. Junto a él, se desvelan vestigios de antiguos hábitats y la iglesia en ruinas de Sant Martí y Sant Bertomeu, conservando una esencia medieval que hechiza al visitante.
Como si fuera poco, el enigmático Castell de Miravet se yergue como otra imponente fortaleza que merece la pena explorar. Con un origen que remonta a épocas musulmanas y haber sido conquistado por el legendario Cid en 1090, este castillo fue un tesoro en los dominios de Pere I d'Aragó hasta el año 1103. Abandonado con pesar a principios del siglo XVI, su esencia se enaltece en la cumbre de una colina junto a una fuente, desde donde el ojo se deleita con panorámicas costeras y el Pla de Cabanes, antaño pantanoso. Aunque su estructura, en parte, yace en ruinas, aún persisten los muros laterales, las defensas ancestrales, algunas torres y dependencias internas, sumado a varios arcos apuntados y de medio punto que emanan misterio y nostalgia.
Cabanes emerge como un destino turístico que armoniza con gracia y esplendor su patrimonio histórico y religioso con el entorno natural circundante, regalando a los visitantes una experiencia única y enriquecedora que trasciende los límites del tiempo. Su belleza indescriptible y su historia legendaria se entrelazan en una danza perfecta que cautiva, emociona y deleita a quienes tienen el privilegio de recorrer sus tierras de ensueño.